Comunicar con éxito una bebida alcohólica fuerte, espirituosa, es un gran reto. Hay demasiadas marcas y tipos, y cada vez menos momentos ‘legales’ para emitir mensajes sobre ellas o simplemente para consumirlas de forma espontánea. La cultura del alcohol sigue muy viva en nuestro país, pero las reglas son ahora muy distintas de hace 20 años, y si no que se lo pregunte alguien a los dueños de ‘los chinos’, si es que alguno quiere hablar y contarlo.
Y de vez en cuando aparecen campañas ‘callejeras’, donde el mensaje, el medio y las formas son perfectamente coherentes con la bebida en si, el producto. Donde la coherencia se ha puesto por delante y en todas las fases de la producción. Me parece digno de alabar, por encima de si va a generar más ventas. Puedo percibir que se le hace un favor a la marca, se la ha fortalecido y se la ha respetado.
Porque todos necesitamos tener una identidad segura y sólida y por eso cuando vemos a alguien inseguro, íntimamente tembloroso, nos alejamos y nos sentimos mal. Marcas inseguras, cambiantes, mal definidas y apoyadas, no aportan mucho a quien las compra; todas intercambiables.
Lastima que el contexto actual sea tan complejo y este generando tantos malos sentimientos, porque no nos deja mucho para disfrutar de las buenas ideas que corren por ahí. Mejor parar, beber algo con calma y moderación, vivir el momento.
Por supuesto, ‘si bebes, no conduzcas’, tómatelo en serio. Salud!