Terminamos una investigación de creatividad publicitaria sobre temas que a todos nos tocan, porque en el contexto actual todo nos duele un poco más, nos hace llorar un poco más, nos angustia un poquito más.
LLegan las navidades y esperamos que nos cuenten cosas bonitas, que nos den esperanzas, que nos hagan balances positivos, que nos muestren los juguetes que deseamos, las loterías con las que cambiar de vida. Pero estas serán las navidades inciertas, las del discurso triste, las de las ofertas y las rebajas adelantadas a casi ya, las de sin paga extra o con ERE, las de deshaucios y frío, las del fin del mundo.
Y también quizás sean las navidades de los ojos abiertos y la conciencia de lo real, de la vuelta a casa con los nuestros de una manera más directa y auténtica, valorando el amor por ellos como el mejor premio de la vida, del aqui y ahora que hemos de atender.
La elección está servida, seguimos esperando que nos lo den o lo creamos nosotros mismos. Siempre que alguien, un amigo, una marca, un cliente, un desconocido me hablan de cambio se me activan los sentidos y siento un escalofrío agradable. Lo mejor siempre puede estar por venir y lo bueno siempre puede estar a tu lado si quieres verlo. Ambos territorios son el alimento de la creatividad.