Diseño fue una palabra de moda en los 80-90, y lo volverá a ser, porque todas las tendencias se reeditan, se reinventan cíclicamente. Diseñar está íntimamente ligado a reflexionar, a analizar, a preparar una acción de antemano para conseguir una buena creación final. El diseño está en el comienzo del proceso, el que sea, , pero en realidad debería estar en todo el proceso. Los colegas de Erretres lo saben muy bien y lo cuentan aquí:
Hoy en día la tendencia se une a la necesidad, de un mundo en crisis, de un planeta saturado y agotado al que le quedan pocas energías disponibles. La sostenibilidad como nuevo concepto de supervivencia nos obliga a pensar en procesos, y el diseño va a ser una clave muy relevante en los próximos años, como vimos claramente en la ponencia de mi colega Victoria de Pereda del Instituto Europeo de Diseño:
Nada más tremendo para mí que trabajar junto a personas que ‘diseñan’ lo simbólico. Es el arte auténtico de la comunicación, lo más propiamente genuino de la especie, salirse de uno mismo para diseñar otra identidad, o arreglar la actual. Bien lo sabe una amiga especial, Irene Gil y lo cuenta de forma hermosa al hablar con ella y en sus voces digitales:
Los investigadores de verdad buscan el diseño en todos sus procesos de exploración y de elaboración de estrategias, especialmente porque todos los ‘actores’ de las realidades que se investigan se merecen un respeto inmenso y un trabajo de análisis muy cuidado, bien diseñado.
Diseñaremos todo, porque es lo que hace la naturaleza de forma constante, duplicando ADNs y mutando, aunque no tenga conciencia. Los humanos si, o no?